El aplauso generalizado del final resume lo hecho en la cancha. No hubo triunfo, sí una derrota dura para Atlético. Perdió contra Central, el líder de la B, que hoy está tan lejos como ir caminado a Ushuaia. El partido no merece ese título, le cabe el de partidazo, de esos que llenan el corazón y que matan penas siempre y cuando la taba caiga del lado preferido. Atlético no contó con esa suerte, aunque pudo cazarla. Fue 3-4.
Madrugaron al anfitrión. Lagos pegó rapidísimo con una serie de amagues cortos y gambeta endemoniada, antes de romperle el único hueco que Lucchetti no podía cubrir en su palo derecho: el ángulo. Y cayendo a la lona casi desde el vestuario, el "decano" hizo honor a su temple. Fue corajudo, torpe a veces cuando intentaba sortear la marca asfixiante de un "canalla" de otra categoría, siempre bien parado y yendo a cortar el queso tres contra uno. Pero si algo no faltó en 25 y Chile fue corazón. Atlético puso el pecho a la bala y pasó a ganar de guapo nomás, con un penal doblemente conectado por "Pulguita" y un cabezazo letal de Barone.
Central era mejor con su toque veloz; sus jugadores se desprendían en un suspiro de la pelota, la acariciaban y la pasaban. Ese timing complicó demasiado al medio local. Si llegaba a cubrir un flanco, rápidamente debía irse al otro. Entonces, haciendo gala de su vértigo y frialdad, el visitante volvió a dormir al dueño de casa justo segundos después de que el duelo regresara a la vida tras el papelón de 10' que gestó la tribuna visitante. Lagos entró calladito al área en un tiro libre, Barone no pudo anticiparlo y el 10 se la cobró a "Laucha". Otra vez al ángulo, pero del otro palo. El 2 a 2 fue un tormento, porque 2' después Bareiro entró sin marca y con el pecho puso el 3 a 2. Una locura tanto blooper en tan poco tiempo.
Y así como veía pasar el premio, Atlético fue a recuperarlo. Primero, Barone no dio por perdida una pelota casi muerta y la revivió. Luis Miguel la recibió y mandó adentro el 3 a 3. Al descanso. Cuánta emoción, cuánto nervio.
El inicio llegó con una melodía a a penal a Rodríguez. Maglio no cobró ese pero sí uno tonto de Delgado a Pereyra. Y "Flaco" lo falló. Maglio debió hacerlo patear de nuevo, por invasión. No lo hizo y el último llamado al infierno llegó.
Bareiro le compró el pasaje al "decano" y lo embarcó. El rubio estuvo donde había que estar, a la pesca de un rebote. Puso el 4 a 3, le dio un triunfo a Central y le robó el sueño de ascenso a un equipo que dejó el alma pero no alcanzó.
Las claves
1- Entre tanto descuido, Central sacó un poco más de ventaja de Atlético. Por eso el 4 a 3 termina siendo merecido para la visita. Si el "Flaco" no fallaba el penal, quizás, la historia era otra.
2- Hablar de ascenso parece medio soñador. Las chances ya son remotas. La prioridad debe ser llegar a cubrir los benditos 50 puntos que hacen falta para no sufrir con el descenso.
3- Maglio cobró dos penales al local que podrían haber sido tres. Al primero hizo ejecutarlo de nuevo por una invasión que no hubo. Al segundo no, y sí hubo. Mal el juez, que terminó perdonando más al visitante que al local.